Vamos a caminar por la playa.

Debes oler bien, verte bien. Asegúrate de que tu blusa esté perfectamente planchada y de que el latte sea ordenado con leche light, poca espuma, no muy caliente... como te gusta.

Prende la luz en el momento exacto, sube el volumen si quieres que tu baile sea notado y deja que tu voz se ahogue en el estruendo. Prepara el menú de la semana, mejor aún, haz las compras en perfecto orden para que no haya equivocaciones.

Cuida tu ortografía, sacude el polvo de las repisas, limpia tu mente de pensamientos cochambrosos antes de que alguien descubra esa lasciva imagen que merodea tu cabeza últimamente. ¿Leíste las noticias? ¿Decoraste los muros de tu habitación? ¿Llegaste a tiempo? ¿Cargaste gasolina antes de salir a carretera?

Quizá hoy sea el día perfecto para tomar una ruta alterna... No, no, espera. Antes debes asegurarte de que no falten los rollos de papel extra en el baño, que tu uñas estén recortadas y tus orejas no tengan mugre. Debes verificar que todas las salidas eléctricas tengan tapas de protección. Debes oler bien, verte bien.

¿Será que hoy es un buen día para componer una canción, para saltar en paracaídas, para llorar sin parar y llenarte de nostalgias forzadas? Péinate. Mejor péinate, perfúmate, instrúyete en algún arte legendario que suba tu valor en la bolsa. Lee, apréndete la letra de una canción de moda.

¿Por qué no intentar ser otra? No, jamás. Esta que soy es la que llevo años soportando, es la que durante años me ha forzado a encontrar la maña para coexistir. Esta que soy es el más puro ejemplo de supervivencia. Mejor vamos a caminar por la playa.