Cuando éramos chicos, en casa siempre comíamos en familia. Mi mamá tenía unas servilletas de tela color hueso, cada una con su arito del mismo color, con unos puntitos marcados que identificaban a cada servilleta con su dueño. Siempre el ritual de enrollar tu servilleta al terminar de comer y volverla a meter en su arito o dejarla tan sucia que necesitara lavarse urgentemente, es algo que he recordado mucho en estos días.
Este es un mes de muchos regalillos, la amiga que se casa, la otra que envejece junto a mí... Me dí a la tarea de buscar unas telas bonitas para hacer unas sencillas servilletas de tela para regalar. Las instrucciones para hacerlas las encontré AQUÍ, y para terminar de entender cómo bastillar sin que las esquinitas quedaran todas churidas, leí AQUÍ. Lo más complicado de todo fue cortar la tela derechita, en serio. Una maravillosa y reciente adquisición (un rottary cutter y un tapete de corte) hizo esta tarea más fácil, aunque para mis torpes habilidades de novel costurera, no fue tarea sencilla. Total que sin más novedad corté las servilletas, las doblé, las planché, las llené de alfileres y las bastillé.
Pero lo bonito vino después cuando recordé que por ahí había yo visto la idea de escribir sobre tela con un esténcil de letras y marcador permanente... esa idea la saqué de ACÁ. Así que busqué el esténcil, el marcador permanente de punto fino y me dí a la tarea de personalizar las servilletas. Este es el resultado final. Sobra decir que una buena cantidad de estas servilletas quedarán en casa hasta que se hayan usado tanto que sean hilachas. Y por cierto... ¡Feliz cumpleaños, Peludix!
1 comment:
Gracias pelitos ahora tambn en mi casa iniciara esta historia :) te quiero
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