la idea arcaica del poeta con su pluma

Calla, no vaya a ser que se me riegue la tinta sobre tu falda. Vale más que no veas esto, puede asustarte. Párate de frente, bien erguida. Vamos, vamos, apriétate toda, estoica.
¿Sientes la media luz? Yo la veo, la veo perfectamente reflejada sobre tu piel, haciendo sombra.
¿Qué te da miedo? ¿Por qué estás nerviosa?
No te muevas, en verdad no quiero mancharte, mucho menos que del sobresalto te des la vuelta y tires este tintero que tanto trabajo me ha costado llenar.
¿Qué no ves que lo he llenado con tinta de la buena? Es tinta de la que ya casi no se consigue. Es tinta de la que escribe y es imposible borrar. Es de ese tipo de tinta que uno arriesga a gastar solo cuando las frases para describirte valdrán la pena.
Sigue parada, no bajes la cara. Deja a la tinta secar.