¿Alguna vez confesé cuánto miedo sentía?
Tenía dentro de mí un bebé de 3 kilos queriendo salir, moviéndose, jalándome el alma y haciéndome sentir la mayor incertidumbre. Qué poco sabía entonces.
Hoy que hace un año reventé, soy la mujer más feliz del mundo. Soy la madre de un hijo perfecto. Lo veo y aún no lo puedo creer. ¿Qué hice para lograr tenerlo conmigo?
Amo cada instante que estoy con él. Me le acerco y quiero robarme su olor para llevarlo siempre conmigo. Es simplemente perfecto. Me hace simplemente feliz.
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